Un anciano chamán pide a los espíritus que lo liberen. Ha pasado su vida sirviendo a personas que solo querían que cumpliera sus deseos —a menudo absurdos, triviales o dañinos para otros.
Nadie le ha preguntado nunca por los dioses, el sentido de la vida o por qué existe el sufrimiento. El chamán está decepcionado de la humanidad —por su codicia, su crueldad, su mezquindad y su vulgaridad. Está cansado. Pero todo tiene un precio: tanto los que anhelan fama, dinero, poder o incluso maridos ajenos... como el chamán, obligado a ser puente entre el mundo de los vivos y los espíritus. Y el precio de abandonar ese servicio es la muerte.